24/04/2024

ESPACIOTECA

Educación

Entre la pausa escolar y el balance necesario

4 minutos de lectura

La pandemia nos enfrentó a incertidumbres, miedos y situaciones inéditas.

Entre ellas, llegar a las vacaciones escolares de invierno con un grado superlativo de agotamiento compartido por todos los actores del hecho educativo.

Nunca tan ansiadas y con un malestar que ya tiene nombre –“fatiga por Zoom”–, y que es generalizable a otras plataformas. Horas frente a una pantalla, tratando de mantener la atención en las clases y luego en las tareas y actividades, con la presión de la fecha de entrega.

Entre lo inédito, los cuerpos quietos, sin interacción con los compañeros y el docente, en un ambiente que nada tiene que ver con el aula, y con padres oscilando entre el entusiasmo por acompañar y la impotencia de no poder hacerlo.

Por primera vez la escuela entró a la casa, y la familia pudo entrar a las clases. Y eso no es sin consecuencias.

A favor, muchos padres pudieron comprender mejor el proceso de aprendizaje de sus hijos y valorizaron el rol docente.

Otros manifestaron su disconformidad desde el primer día, bregaron por la vuelta a la presencialidad y no pueden encontrar algunos aprendizajes significativos: manejar los dispositivos tecnológicos con fines pedagógicos, aprender a perder, aceptar la frustración y valorizar los vínculos.

Al hacer el balance, podemos acreditar algunas cuestiones que nos está dejando como enseñanza este tiempo tan complejo.

La escuela trasciende los muros del edificio. Los alumnos que pudieron aprender en su hogar demuestran que es posible pensar en espacios no tradicionales para enseñar. Que si hay un docente, un alumno con deseos de aprender y un contenido interesante, se puede estar en el aula, en el patio, en casa, en un museo, en un teatro, en el club del barrio, etcétera.

La autonomía en el aprender pasó a primer plano, por su presencia o su ausencia, y deja como enseñanza que es algo a construir desde las primeras edades para que, al llegar a la escolaridad, el niño pueda sentir que puede aprender por sí mismo. El objetivo sería pasar de la necesaria ayuda en los primeros años a la autonomía antes de que finalice el primario.

Quizá quede en el balance positivo también la idea de una escuela más abierta, más inclusiva, más desafiante, más conectada con la comunidad, sin límites edilicios ni geográficos.

El tiempo se vio modificado y si a futuro se mixtura lo sincrónico con lo asincrónico, será más factible adaptarse a las realidades, necesidades y ritmos de cada estudiante.

Tal vez la combinación de lo presencial y lo virtual llegó para quedarse y puede enriquecer el proceso siempre y cuando se aseguren la conectividad y los dispositivos a todos los alumnos. De lo contrario, se profundizará la desigualdad de oportunidades entre los distintos sectores poblacionales, puesta en evidencia por la pandemia.

Otra enseñanza fuerte es entender que cuidar el planeta (la casa común) es un trabajo de todos.

Que no somos omnipotentes y que quizá muchos necesitábamos este baño de humildad para ponernos más en el lugar del otro, y de allí que nos duela que tantos no accedan a la igualdad de oportunidades para que la vida tenga sentido y proyección, y hacer algo con eso.

Creo que ha surgido en muchos la idea de una inteligencia colectiva plasmada en solidaridad y cooperativismo.

En las instituciones educativas, como nunca, se dieron las conversaciones y el compartir estrategias y experiencias entre colegas, con el denominador común de revisar y seleccionar los aprendizajes relevantes y los modos de acercarlos a los estudiantes sin descuidar la cuestión emocional y vincular.

Cuando esto termine, no volveremos a la “normalidad” de antes. Nada será igual. Quizá sea mejor, porque al menos hemos comprendido que el futuro lo escribimos entre todos y que, más allá de los gobiernos, cada uno es dueño de sus propias decisiones, que en cada una de ellas es imposible obviar el registro del otro y que entre todos podemos colaborar con un nuevo orden mundial.

Desde un balance no ingenuo pero sí esperanzado, podremos disfrutar más esta anhelada pausa invernal.

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