24/04/2024

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El baile, el alma del cuarteto y el ritual que más se extraña

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Este 4 de junio, por segundo año consecutivo, a los festejos por el Día del cuarteto les faltará uno de sus ingredientes fundamentales: el baile y el encuentro con otros bailarines que históricamente le aportaron el componente más folklórico a los tradicionales espacios donde se presentan bandas y solistas.

Esta pandemia que llegó para cambiarlo todo, también modificó sustancialmente los usos y costumbres alrededor de la música más popular de Córdoba. En un primer momento, una de las industrias del entretenimiento más grandes de la provincia tuvo que adaptarse a las nuevas reglas y apostar por el streaming.

Incluso, hasta la celebración del año pasado por el Día del cuarteto en honor a la primera presentación pública del Cuarteto Leo presentó esa modalidad virtual: aunque tuvo que ser reprogramada, finalmente se realizó algunas semanas después de la fecha original con una pintoresca juntada de artistas emblemáticos que se reunieron a recrear himnos cuarteteros en el Teatro Real.

Desde los más convocantes hasta los emergentes, las bandas y solistas optaron por tocar para las pantallas y los bailarines tuvieron que conformarse con armar pequeñas juntadas en sus casas para poder recrear el ritual, al menos por unas horas.

Cuarteto sin danza

En diciembre pasado, finalmente volvieron los shows en vivo aunque nadie se animó a utilizar la palabra “baile” tal como se llama popularmente a las presentaciones de cuarteto desde hace años. Claro, en virtud de los protocolos establecidos, la danza está prohibida para garantizar el distanciamiento social y la consigna es permanecer sentados en sus lugares durante lo que dure el evento.

Aunque algunos artistas como La banda de Carlitos o Los Caligaris le buscaron la vuelta con propuestas para hacer bailar desde las sillas a los asistentes u otro tipo de ingeniosas iniciativas, lo cierto es que muchos no se entusiasmaron con la idea: sigue faltando el baile en pareja o la clásica ronda grupal, sellos distintivos del ritmo más cordobés.

Así lo reconocían productores o los mismos artistas. “Los jóvenes quieren bailar, sentir que pueden conocer a otros y encontrarse en la danza con esos otros”, es una de las frases que más se escuchaba algunas semanas después del regreso. Y esa fue quizás una de las razones por las que proliferaron las fiestas clandestinas.

El cuarteto, entonces, de momento debe cumplir con los protocolos y sacrificar por ahora una de sus razones de ser. De lo contrario, se expone a ser señalado y abrir la puerta a situaciones de riesgo sanitario, como viene sucediendo con varios casos que se viralizaron en los últimos meses, llegando hasta los noticieros del prime time.

“Concuerdo con los protocolos, pero también es muy injusto. No veo muchas diferencias entre el contacto de los jugadores de fútbol y los bailarines”, plantea Jorge Alberto Luna, quien integra una célebre pareja de baile junto a su compañera Marcela Villalba. Esa misma que hace un par de años cobró gran notoriedad mostrando sus virtudes en la peatonal cordobesa y hasta estuvo como dupla invitada en un baile de La Mona Jiménez en el Sargento Cabral.

¿Baile con distancia?

Según explica Luna, la danza que recrean es la que se considera como la tradicional para el cuarteto. “Nosotros bailamos agarrados y sueltos, como se bailaba el viejo cuarteto”, explica. Es que con los años y la masificación del género, la ronda comenzó a tener una preponderancia clave y también se le fueron agregando otros pasos de la música centroamericana a medida que crecía esa influencia.

Al tratarse de una fusión entre la tarantela y el paso doble, el cuarteto siempre tuvo esa impronta de baile más clásico y hasta folklórico, con la pareja distanciada y por momentos generando un poco más de proximidad.

“Creo que se podría generar alguna movida para bailar con distancia. La gente también está necesitando un poco de alegría. Y esa alegría no tiene palabras ni protocolos”, insiste Luna, que desde el verano se instaló en Carlos Paz con su compañera, aunque en los últimos meses no puede presentarse en la vía pública por disposición municipal.

“A pesar de haber sido declarado patrimonio provincial, el cuarteto sigue marginado. Y en nuestro caso, ya no sabemos qué hacer para poder bailar. Hemos agotado todas las instancias y no obtuvimos respuesta”, reclama.

Para cerrar, rescata el valor del Día del cuarteto y más aún en este contexto. “Es el día que nace la verdadera cultura de nuestra docta. El día que todos los cuarteteros podemos decir que lo que hacemos es patrimonio de nuestra provincia, tanto la música como la danza, así como rescatar a esta gran maestra que fue Leonor Marzano”, expresa mientras recuerda su destacada participación en una de las caravanas que se celebraron hace unos años justamente un 4 de junio.

¿Volverá a vivirse pronto ese ritual tan particular que generan los bailes en Córdoba? Hay miles de bailarines y bailarinas que se lo preguntan todos los días.

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